I do not own Rorouni Kenshin, bla, bla, bla...

Note: Be warned. It will include violence, some use of profane language, and will include some extent of explicit sexual contend . So keep on reading at your own risk.

 

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Sólo faltaban tres días. Y todavía quedaba tanto por hacer...

 

Por la noche esperaban a los emisarios de su cliente, que venían a  chequear los últimos detalles para la estadía de su grupo.

 

Repasó mentalmente la disposición de las habitaciones para cada huésped, las comidas que había ordenado y los “pedidos especiales” que sus invitados habían realizado. Parecía todo en orden. Pero, como ella bien sabía, no eran las grandes cosas las que arruinaban los mejor planeados encuentros, sino los pequeños detalles. Y de esos, aún tenía una larga lista de la que ocuparse. Siguió anotando en las hojas que tenía sobre su falda.

 

-         Son las dos de la tarde y aún no te has detenido para almorzar.

-         Ah...Me faltan tantas cosas...

-         Todo saldrá perfecto. Confío en ti. Y siempre lo has hecho muy, muy bien. Esta vez tampoco fallarás. Y además, necesito que luzcas bien... Dicen que nuestro invitado viene con una dama muy especial. Yo estoy seguro de que no puede competir contigo...a menos de que mantengas para su llegada las ojeras que tienes ahora.

-         Luzco mal, ¿eh?

-         Patética...- sonrió Enishi, divertido

-         Gracias por el cumplido...

 

Enishi llamó a su mayordomo, y le entregó las listas que Asiyah tenía en su mano. Luego, la tomó del brazo y la condujo afuera. Bajo un árbol había un mantel, con comida dispuesta aguardándolos.

 

Desde la charla en la clínica, las cosas habían cambiado profundamente entre los dos.

Enishi seguía siendo el mismo obsesivo, duro y  huraño hombre de siempre...en apariencia solamente.

Si antes había estado al tanto de todos sus deseos y necesidades, realizándolos casi al pasar, con sutileza, para no ponerla en la situación humillante de estar siempre en deuda con él, ahora era doblemente cuidadoso y atento.

Por otra parte, estaba siendo cada vez menos reservado y distante con ella, hasta decididamente afectuoso, a su manera muy particular...y en privado.

Él le había contado su historia, con detalles que le hicieron poner de punta los cabellos y pese a su resistencia inicial en tomar parte alguna en su organización, todo aquello la había convencido para ocupar el lugar que Heishin había dejado vacante, al menos desde las sombras, porque su condición de mujer no le permitiría nunca cumplir el rol abiertamente dentro de China. Lo haría por Enishi y Tomoe, y acabaría en el momento en que el despiadado asesino que había matado a la hermana de Enishi y lo había sumido en una existencia de agonía y sufrimientos indecibles, hasta tornar su cabello blanco por el  dolor, pagara por todo aquello.

 

Luego, si las cosas seguían el rumbo que estaban tomando, buscarían un lugar lejano y empezarían de nuevo, juntos.

 

-         Hay un vestido en tu habitación.

-         Gracias- Asiyah suspiró, resignada.

-         Pero nunca usas los que te regalo. Se que puedes producir lo que desees, pero me agrada regalarte cosas. Si mi gusto no coincide con el tuyo, dime que es lo que te agrada y...

-         Tus elecciones son, como en todo, impecables.

-         ¿ Entonces cual es el problema?

-         Es que son...mmmm...muy...reveladores... dejan poco librado a la imaginación

-         No dije que los uses para salir a la calle. Eso de seguro no me agradaría.

 

Ella enrojeció, ante el sentido implícito. Quería que los luciera exclusivamente para él .

 

Si bien siempre se había comportado como un perfecto caballero, cada vez era más obvio su interés en ella como mujer. De vez en cuando, dejaba caer algún comentario del que podía deducirse claramente que esperaba que la relación por todos asumida como real, se consumara efectivamente a corto plazo.

Por supuesto, él jamás la forzaría. Podía ser brutal con sus enemigos, frío y calculador asesino cuando le convenía, pero tal vez por lo sucedido a su hermana era, a su muy peculiar manera, atento y tolerante con las mujeres, especialmente con ella. A pesar de ello, Asiyah sabía que su impaciencia se iba acrecentado día con día, y era cuestión de tiempo el que ella tuviera que ceder a sus sutiles pero persistentes avances.

 

No era que ella no lo deseara.

Sólo que no era el mejor de los momentos.

Ella esperaba convertirse en su consorte de manera efectiva, en el momento en que el Gran Tigre estuviera listo para despertar.

Pero Enishi estaba muy lejos de tal estado, su mente sumida en confusión, ira y deseos de destrucción.

Sólo recientemente se había abierto a experimentar otro tipo de sentimientos, aquellos que ella necesitaba que estuvieran listos para el despertar, sentimientos que realmente podían considerarse de amistad y afecto...y sólo cuando estaban completamente a solas.

Sin embargo, no había otra alternativa.

Solo podía resistir lo más que pudiera, con la esperanza de que algún acontecimiento entretanto disparara el despertar de la bestia mística.

 

-         De todas maneras, el que esta sobre tu cama es más...formal. Es para la cena de esta noche. Espero verlo puesto sobre ti hoy.

-         Oh...bueno...Pero solo lo usaré si es realmente...discreto. Sino, tendrás que esperar a que los huéspedes nos dejen.

 

Enishi rió , sacudiendo la cabeza divertido.  Sentía una particular delicia en la reserva femenina y recato de aquella extraña dama. Y cada vez entendía más porque su hermana la había escogido para él. Asiyah podía ser ...diferente...pero ciertamente era lo que se esperaba habitualmente de una mujer de un bushi. En definitiva, y a pesar de todo, él era la cabeza de la familia Yukishiro. Y su padre y Tomoe siempre habían insistido en mantenerse dentro de las tradiciones...Las honraría por ellos ...al menos en parte.

 

-         Encontré los registros de los negocios “privados” de Heishin...- dijo ella casualmente- Depositó las ganancias con nuestro buen amigo el Cónsul británico, así que podemos despedirnos de ellas. El perro inglés no se dio por aludido, y no las devolverá, y no podemos tocarlo sin consecuencias...desagradables.

-         Veremos...No creo que a Lady Berry le agrade que ciertas actividades privadas de su marido se hagan públicas...

-         Ya intenté...

-         No hablo de negocios querida...-la interrumpió- Existen cosas de índole más...íntimo...que de conocerse arruinarían la reputación de toda una noble familia británica. Y tengo pruebas y testigos...

-         Los testimonios de los chinos no serán tomados en cuenta...mucho menos si son mujeres.

-         Oh, pero encontré a alguien en Inglaterra, tan británico como la Reina Victoria...y no, no es una mujer precisamente. Esa es la gracia del asunto... - la sonrisa malévola de Enishi dejaba ver por completo su dentadura.

-         Caramba...que sorpresa...- murmuró Asiyah con cierto embarazo.  Había cosas de los Berry que realmente prefería desconocer. De pronto se le cruzó un pensamiento- ¿Tan lejos llega tu mano...?

-         Es conveniente conocer las debilidades de aquellos en posición de fastidiarlo a uno. Y asegurarse de poder usarlas en su contra en el momento preciso. Hay mucha gente del Sindicato que negocia directamente con los ingleses. No es difícil obtener la información adecuada. Haremos una visita social a Lord y Lady Berry ni bien nuestros visitantes de Japón nos dejen.

-         Hablando de lo cual...

-         Basta por hoy. Quiero que te tomes el resto del día. Y tal vez mañana. Dale algo que hacer a los sirvientes. Para eso les pago.

-         Sí, pero es necesario supervisar...

-         Lo harán bien. Conocen las consecuencias de los descuidos. Descansa. Y no es una sugerencia. Una vez que nuestros clientes lleguen, te necesitaré continuamente allí. Por eso prefiero que en tanto no sea extremadamente irremediable, aproveches y te relajes. Quiero tu mente lista y despierta para el momento preciso. Puedes no ser mi socia públicamente, pero ambos sabemos que naciste para ocupar ese lugar.

-         Sabes que lo hago sólo por ti, y por la memoria de tu hermana. No me agrada mezclarme en estas cosas.

-         El tiempo de cobrar mis dudas se acerca. Se paciente.- él se acercó casi hasta que sus rostros se tocaron, y pasó el dorso de su mano por la mejilla de Asiyah-  Unos meses más, solo unos meses más...Recibí informes muy prometedores hace sólo dos días. Estoy esperando la confirmación. De ser así, la rueda comenzará a girar...y todo terminará antes de lo que imaginas.

 

Se miraron por lo que pareció una eternidad, hasta que Enishi rompió el hechizo, colocando ambas manos sobre el rostro de la joven e inclinándose hacia delante, tomó su boca. Era la primera vez que la besaba, pero en vez de reaccionar con la inmovilidad o sorpresa que esperaba, ella le echó uno de sus brazos al cuello mientras jugueteaba con su cabello con la otra mano.

Ante la clara aceptación, el beso pasó de un acercamiento tierno, a un intercambio apasionado, picante.

 

-         ¡No... es...justo!  -la voz de Enishi, entrecortada por la falta de aire apenas se separaron, sonaba ronca. Y ni el cristal ahumado de sus gafas podía ocultar el brillo salvaje de su mirada- ¡He esperado esto por semanas, y tú te decides justo cuando no puedo permitirme distracciones!

-         ¿Quién dijo que la vida era justa?

 

Ella rió entre dientes y lo miró con picardía. Sabía que posiblemente, ya no habría marcha atrás. Pero él había iniciado el juego...y ella no había podido resistir entrar en él. Ahora, aceptaría todas las consecuencias.

 

-         Ah...eres perversa...koishii...- ella lo miró sorprendida ante el término que había usado para dirigírsele- Veremos que puedo hacer más tarde para darte la lección que mereces...

-         Pensé que habías dicho que no querías distracciones...

-         Hay cosas que merecen atención inmediata cuando se presentan...Ahora más que nunca te aconsejo que aproveches el tiempo para descansar...

-         Yukishiro-sama – el caballerizo apareció llamándolo desde una prudente distancia, con la cabeza gacha. No quería ganarse la ira de su patrón molestándolo en un momento privado- El carruaje que lo llevará al puerto estará listo en quince minutos.

-         Será mejor que te prepares para recibir a nuestros huéspedes.-ella aprovechó el momento para terminar con una conversación que la estaba poniendo nerviosa.

 

Asiyah se levantó de un salto y se sacudió la ropa. Sabía que él la estaba estudiando con los ojos entrecerrados, una sonrisa maliciosa en sus labios, anticipando lo que la noche les traería.

Antes de entrar en la casa , él la tomó por la cintura y le susurró al oído

 

-         Recuerda seguir mi consejo. Estaré de regreso con ellos para la hora de la cena.- hizo una pausa, y la miró significativamente-  Haz que sea breve, lo que no será difícil considerando que deben estar cansados por el viaje. Hablaremos de negocios con ellos por la mañana.

-         Lo...tendré en cuenta.

 

Lo despidió en la puerta de la casa con la formalidad acostumbrada, pero las miradas de ambos hablaban a gritos.

Cuando volvió al interior suspiró. No había tiempo para descansar. Tenía que prepararse...

 

 

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Cuatro días antes, en alta mar, camino a Shanghai ...

 

-         Muy, muy, muy desafortunado...- gruño una voz masculina

-         Había invertido mucho tiempo en él...- el cuerpo de la mujer ocultaba al hombre que había hablado primero.

-         En fin... era  demasiado idiota. Es mejor que haya sucedido en este momento y no cuando la operación se tornase más ... crítica.- un segundo hombre se sumó a la conversación

-         Definitivamente. Sin embargo, no deja de ser una pérdida desafortunada...Es increíble que haya podido fallar. Le dimos todo servido en bandeja.

-         Según nuestros informantes, alguien lo ayudó.-  una tercera voz, mucho más joven y con un tono casi jovial se unió a las anteriores.

-         ¿ Xian? Debimos haber eliminado al viejo al mismo tiempo

-         Oh, no, no. No fue Xian. Fue una mujer.

-         ¿Una mujer? ¡ Una mujer!- la mezcla de indignación e incredulidad fluían en la voz del segundo hombre- Ah...seguramente la cortesana.

-         La prostituta que contratamos murió en el lugar, quemada de manera ...extraña. Nada había sido afectado por el fuego en el resto de la habitación. Y la mujer que lo ayudó es considerada su consorte oficial. – intervino el más joven del grupo

-         ¿Qué sabemos de ella?

-         Prácticamente nada. No hay rastros de su existencia en lugar alguno antes de su aparición en Beijing. Yukishiro la conoció en apariencia en una recepción en casa del Cónsul británico en Shanghai y desde entonces él la protege a ella y sus negocios oficialmente. Es extraño, pero algunas fuentes insisten en que es  la misma mujer que lo rescató del desierto y lo regresó a Dunhuang. También informan que Yukishiro se había obsesionado con encontrarla, y que lo único que halló fueron las mismas respuestas que tenemos nosotros : básicamente nada. Por supuesto, es algo poco probable que ambas mujeres sean la misma, ya que una era en apariencia una nómada que recorría la Ruta de la Seda, y la consorte de Yukishiro es mercader en piedras preciosas .

-         Quiero que en cuanto estén en contacto con ella la vigiles y estudies cuidadosamente. Averigua cuanto puedas de ella. Fíjate si consume opio o tiene algún vicio, si tiene deudas, si es ambiciosa, si tiene gustos caros o es adicta al poder ...o los hombres poderosos. Luego, Yumi trabajará sobre lo que encuentres. Todos tienen un precio o una debilidad. Es cuestión de hallarla y aprovecharla adecuadamente.

-         Heishin había sido tan fácil...-comentó la mujer- Lástima que debamos empezar de nuevo.

-         Los lamentos son pérdida de tiempo. Houji, Soujirou, partan inmediatamente. Fondearemos aquí por los siguientes dos días, eso les dará el suficiente tiempo para adelantarse y preparar mi llegada . Lleven el cofre con el telégrafo, y comuníquenme la situación, para tomar las medidas adecuadas.

-         Entendido, Shishio-sama.

 

Y los hombres llamados Houji y Soujirou partieron, en el medio de la noche, hacia el otro barco que los aguardaba, anclado a poca distancia. El viaje a Shanghai alcanzaba casi su última etapa.

 

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Cuatro días después de la conversación entre Shishio Makoto y sus hombres, éstos estaban sentados a una gran mesa de madera, alta, al estilo occidental, junto a sus anfitriones.

En una cabecera se ubicaba Yukishiro Enishi. En la otra, Asiya y a sus lados sus invitados.

La cena trascendía casi de manera monótona y apática, de manera totalmente diferente a lo habitual.

Los diálogos apenas rozaban las habituales cortesías, nada de la brillante y aguda conversación que relajaba a los clientes para exponerlos a una negociación más ...beneficiosa...

Asiyah había estado distraída y decididamente retraída durante toda la cena, y Enishi tenía pocas dudas acerca de los motivos. Podía sentir su ki, errático, alterado.

Tal vez había cometido un error al hacer comentarios tan directos aquella tarde en el jardín.

Ella era demasiado joven y probablemente no tuviera experiencia.

Seguramente, la había puesto excesivamente nerviosa.

Deseaba patearse por su propia idiotez.

Lo último que deseaba era que sus cuestiones personales repercutieran en el ámbito profesional, como lo estaban haciendo ahora.

Sería mejor postergar las cosas por un par de semanas, y luego avanzar lentamente. Para el momento en que estuviera libre de la presencia de Shishio, concluiría sus asuntos con Asiyah.

Ahora tenía asuntos de negocios de los que ocuparse

 

Finalmente, después de los postres ella guió a Sadoshima Houji y a Seta Soujirou, los emisarios de su cliente de Japón, Shishio Makoto a su habitaciones.

Y regresó en busca de Enishi. No estaba en su cuarto, tampoco en el de ella, ni en el estudio, ni en el salón. Tardó media hora en hallarlo, despojado de su chaqueta de mangas largas, solo luciendo una mas ajustada, corta y sin mangas, justo para favorecer sus movimientos y envuelto en sudor, practicando en el dojo que había instalado en el sótano.

 

-         Creí que teníamos una cita...

-         Pensaba exactamente lo mismo, hasta que nos sentamos a cenar.- él se había detenido al verla bajar las escaleras.- Mira, entiendo. Te presioné demasiado. Sé que estas semanas hice comentarios demasiado directos. No estoy acostumbrado a este tipo de situaciones y no sé manejarlas como tú tal vez lo necesites. Dejaremos esto para cuando estemos más tranquilos. Sólo te pido que te olvides por el momento y te enfoques en nuestros negocios. Ahora ve a tu cuarto y descansa. Yo...me quedaré aquí otro rato.

 

Definitivamente necesitaba descargar un poco su frustración...Y el dojo era un muy buen lugar para eso

 

-         Enishi...Sí estoy nerviosa. Mucho. Ni siquiera sabes cuanto. Pero no por las razones que tú imaginas...Estas personas...no son todo lo que parecen ser...Hay algo muy malo, muy, muy malo, que los rodea. Y tú estas en el medio. El chico es...Me pone la piel de gallina. No confío en ellos.

-         Querida, ninguna de las personas con las que tratamos es confiable.- él hizo una mueca, poco convencido ante la excusa- Y todos son peligrosos. Además de potenciales enemigos. Siempre hemos manejado estas situaciones en el pasado. El chico es el número dos de Shishio, y es muy eficiente en sus obligaciones. Un asesino de primera, según tengo entendido. Estoy advertido y listo para lidiar con él de ser necesario.

-         No estoy hablando de los peligros habituales. Sé que eres más que capaz de enfrentar a cualquiera, aun al mejor y salir victorioso. Tú eres el mejor, el más fuerte, el más rápido, de eso no tengo dudas. Estoy hablando de otro tipo de amenazas. De un tipo ante el cual podrías estar indefenso. Vamos a mi habitación, voy a darte algo que te protegerá, al menos un poco, si te encuentras en una situación que no puedas manejar.

 

Enishi la siguió, intrigado. Ella abrió uno de sus arcones misteriosos, los que guardaba minuciosamente bajo múltiples candados y cadenas, y tomó dos objetos, un pequeño dije y un anillo que tenía extraños diseños en toda la cara interna. Por el exterior sin embargo, era una simple tira de plata lisa, sin ningún tipo de trabajo. Ella le pidió que se quitara el arete y pasó el dije, que representaba el símbolo tradicional del Ying y el Yang por el mismo, haciendo que se lo colocara nuevamente. Luego, le hizo ponerse el anillo.

 

-         El dije equilibrará cualquier desbalance de fuerzas que traten de crear en tu contra. Es útil contra las artes de los hechiceros y en menor medida contra los demonios. En cuanto al anillo...

-         Me queda demasiado grande...- Enishi hacía jugar la joya en su mano, mirándola con poco entusiasmo.

-         Se ajustará en cuanto te conviertas en su amo. Y no responderá a otro que tú a partir de ahora.- ella murmuró unas palabras y efectivamente el anillo se adaptó perfectamente al dedo de Enishi- Ese anillo te puede salvar la vida. Igual que el dije en el arete. Nunca te desprendas de ellos. El anillo es muy especial, aunque solo podrás recurrir a él en una sola oportunidad, así que sé sabio y utilízalo cuando no tengas otra alternativa. Puede abrir un portal mágico y sacarte de donde te halles hacia cualquier lugar que desees ir. ¿Alguna pregunta?

 

Hubo un largo, incómodo silencio. Él seguía con la vista fija en la joya hasta que lentamente enfocó sus ojos en los de ella

-         A decir verdad, sí...Me preguntaba si realmente esta preocupación tuya por los motivos de nuestros invitados era la causa de tu comportamiento durante la cena

 

Ella sonrió, tomó su rostro entre sus manos, y lo hizo inclinar hasta que sus labios se encontraron.

Esa era toda la respuesta que él necesitaba.

 

 

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Volvió a empacar cuidadosamente el aparato. Era una ventaja que Shishio-sama fuese un hombre rico y además, astuto, tanto como para estar al día con los nuevos adelantos tecnológicos. Llevar consigo aquel pequeño telégrafo portátil era sin dudas una excelente idea.

 

La chica era una muchachita común. Y tal vez demasiado sobrepasada por el lugar que le tocaba ocupar. Se había comportado con timidez, mirando a Soujirou con particular insistencia cuando pensaba que este no la veía.

 

Sus informes indicaban que manejaba un negocio de  piedras preciosas.  Se preguntaba quien lo había montado. Seguramente, un premio por sus favores, que luego terminó, como ella en manos de Yukishiro.

 

Los informes también indicaban que Yukishiro tenía una particular fijación con jovencitas, por lo cual el cuadro cerraba perfectamente.

 

Aquella niñita sin gracia desparecería ante la espléndida luz de Yumi-san, la mujer de Shishio-sama.

 

Seguramente, por lo que había observado él la tendría sometida en base al temor, así que sería fácil acercarse a ella.

Por el interés que había demostrado en Soujirou, que  parecía tener la misma edad que ella, sería conveniente que el chico fuese quien iniciase el acercamiento.

 

Después de su informe, Shishio-sama dio su aprobación, así que por la mañana comenzarían a tantear el terreno.

 

-         No lo sé, señor Houji. Hay algo..diferente en ella. Su ki es muy extraño...Aunque verdaderamente estaba nerviosa y aprensiva. Tal vez tenga razón, tal vez le tema al señor Yukishiro. Pero no lo creo.

-         ¿ Qué piensas que debemos hacer?

-         Mañana, mientras Ud. visita los astilleros con el señor Yukishiro, me ocuparé de investigar que se puede lograr con ella.

-         Bien, Soujirou, será mejor que vuelvas a tu habitación. Volveremos a comunicarnos con Shishio-sama mañana por la noche, justo antes de que su barco atraque.

 

Ambos hombres se separaron, y el más joven regresó a su cuarto, confundiéndose entre las sombras del pasillo.