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Lamento el retraso, pero estuve armando y subiendo mi sitio. Ahí he subido fics, particularmente con Enishi, y Enishi/Kaoru como tema central de las mismas. Hay scans del manga, links, etc. Todavía esta en construcción, pero espero que les guste.

 

La dirección es http://www.crouchingtiger.scriptmania.com

 

Además estoy traduciendo este fic al inglés, lo que me lleva mucho tiempo. Si Dios quiere actualizaré  este fic mucho más seguido.

Gracias por su comprensión y espero sus comentarios...Please, no les cuesta nada...Hasta ahora tengo una sola fiel lectora que comenta (que espero no me abandone por la demora). Hablando de lo cual, hoy entra en escena “alguien”... aunque solo en sueños.

 

 

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Mientras desayunaban en compañía de sus invitados, Asiyah se tomó unos minutos para pensar en lo ocurrido en las últimas horas.

 

Él había sido fiel a su palabra y la noche había sido larga y agotadora. Le dolía todo el cuerpo... y tenía una colección de marcas de dientes  por toda la extensión de su piel. Él le había dicho que era para que cada vez que los viera  recordara que desde aquella noche tenía dueño. Una marca de territorio. Como solían hacer los felinos...

Pero ella también había dejados las suyas.

 

Luego, llegó la mañana. Había sido un despertar extraño, en una cama que no era la suya, sintiendo el poco familiar peso del brazo de Enishi sobre su cintura atrayéndola contra sí, posesivo, las piernas de ambos enroscadas bajo las sábanas, la sensación se su piel contra la suya, el cálido aliento contra su nuca....

Sus mejillas se encendieron al recordar los eventos de la noche pasada y con cierto embarazo inclinó su cabeza hacia delante, permitiendo que la suelta dupatta escondiera su rostro

Pero los aguardaba todo un día de arduo trabajo, y exhaustos o no se despidieron del lecho a hora muy temprana, antes de que sus clientes estuvieran levantados.

Después de los rituales matutinos de la lectura de los periódicos, una práctica ligera en el dojo del sótano para él y un  baño caliente, se reunieron con Seta y  Sadoshima. Y ahora estaban allí.

 

Enishi visitaría los astilleros con Sadoshima. El más joven de sus invitados adujo no sentirse del todo bien para acompañarlos, así que se quedaría en la casa.

En cierta medida, eso la tranquilizaba un poco, porque de ambos hombres, Seta Soujirou era el que más inquietud le causaba. No por que realmente no pudiera hacerse cargo de él, llegado el caso, sino porque presentía que el joven significaba una amenaza para Enishi.

Y no en relación con sus actividades “comerciales” o profesión, sino en su condición mágica.

El chico estaba bajo la sombra de una presencia maligna. Y poderosa.

Sólo podía tratarse de un emisario de una hechicera o hechicero...o tal vez algo peor.

Debía prestar mucha atención y estar con todos los sentidos alerta. Particularmente, para cuando el tal Shishio Makoto llegara, pues suponía que él era el hechicero detrás de Soujirou.

Se preguntaba si estarían tras el que ahora era “su” Gran Tigre. O al menos el que pronto se convertiría en el Gran Tigre.

 

- Se cuidadoso - le susurró mientras fingía sacudir una invisible mota de polvo de su traje cuando él se inclinó para despedirse – Recuerda nuestra conversación de anoche.

 

 

El sólo se limitó a sonreírle, meneando ligeramente la cabeza.

 

Y quedó a solas con el jovencito.

 

Le sorprendió la torpe ingenuidad con que él pretendía interrogarla, fingiendo una conversación inocente. En otras circunstancias, hubiera jugado con él y se hubiera divertido a sus expensas por largo rato. Pero su ánimo claramente no estaba en eso.

Le molestaba que estuviera tratando de buscar alguna posible debilidad, defecto, algo que le sirviera para volverla en contra de Enishi, como sospechaba era la intención de aquel chico y sus patrones.

Enishi había comentado que el cambio en su otrora relativamente confiable socio Wu se había producido después de su primera reunión con Shishio y su gente en Japón.

Asiyah empezó a preguntarse si este comportamiento no estaría relacionado con lo que sospechaba que este muchachito estaba tramando respecto a ella.

 

Para cualquier observador casual, aparentaba ser una amena charla entre dos jóvenes de la misma edad. Pero no había nada de ello en ésta.

 

-         ¡Oh, sí, Shanghai es un lugar muy interesante para los negocios! Tengo más posibilidades de comerciar con los occidentales desde aquí que desde Persia. ¿Ha estado alguna vez en Persia, Soujirou-san?- ella llevó la conversación hacia temas  ligeros

-         A decir verdad, no. De hecho solo he viajado fuera de Japón en pocas oportunidades y siempre ha sido a China.

-         Ah, pero Ud. es joven y el mundo es un lugar amplio. Tiene mucho tiempo por delante. Cuando tenga la oportunidad visite Isfahan. Créame, le encantará.

-         Ud. habla como si fuera mayor que yo...-rió el chico con la sempiterna sonrisa en el rostro

-         Ah, tal vez lo sea...tal vez no, pero eso es algo que nunca se le pregunta o sugiere a una dama, Soujirou-san. Por lo que veo, esta en mejores condiciones. Comprenderá que tengo asuntos que atender, así que voy a dejarlo por unos momentos. La servidumbre esta a su disposición. Si no le parece mal, nos reuniremos para la hora del almuerzo, a menos de que me necesite antes, en cuyo caso estaré en trabajando en el jardín, pregunte a Li Mei –dijo señalando a una anciana, y ella lo guiará.

 

Soujirou estaba intrigado. La mujer que se había sentado frente a él esa mañana no era la misma chiquilla de la noche anterior. Se manejaba con soltura y tenía la clara impresión de que no sólo lo estaba esquivando sino que hasta jugaba con él. La vio moverse con una gracia similar a la de Yumi-san, aunque eran definitivamente estilos diferentes. Se preguntaba del por qué del cambio y esperaba a ver a ambas mujeres interactuando muy pronto. De todas maneras, no faltaba demasiado para ver aquello, ya que el arribo de Shishio-sama se produciría al día siguiente.

 

Pero lo que más le preocupaba era lo que no veía, la energía que ella transmitía.

Algo no encajaba allí.

 

El interrogatorio no había revelado ningún dato útil. Pero tenía una misión que cumplir e iba a hacerlo.

Inocentemente,  se deslizó hacía el jardín, como si estuviera disfrutando del paisaje.

No le fue difícil encontrarla trabajando.

Procurando no ser notado, trepó a un árbol y comenzó a observarla con un catalejo, tratando de tener alguna pista sobre los papeles que estaba revisando. Tal vez pudiera sacar algo de provecho después de todo.

 

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Hacía media hora que la estaba observando. Asiyah estaba furiosa, aunque trataba de concentrarse en lo que estaba haciendo.

No era nada importante, ya que al notar la presencia del imprudente jovencito, había guardado los papeles de Enishi y se había dedicado a escribir cartas que necesitaban su atención.

 

Definitivamente iba a darle una lección.

 

Se levantó y dio unos pasos, como intentando distenderse por unos instantes y aclarar la mente del trabajo que llevaba a cabo. Con fingida indiferencia miró hacia el lugar donde se hallaba Soujirou

 

El sabía que el follaje lo ocultaba de su vista, pero decidió no tomar riesgos. Era por demás curioso que ella mirara hacia aquel lugar. Se ocultó pegado al tronco del árbol, esperando unos minutos para constatar que ella hubiera vuelto a su lugar y así poder bajar y regresar discretamente a la casa.

Pero cuando volvió a mirar, ella ya no estaba ahí.

No oyó sus pisadas alejándose del lugar y tampoco se encontraba a la vista.

 

-         Supongo que la vista desde ahí debe ser interesante...

 

Ella se encontraba al pie del árbol, y parecía divertirse ante su sobresalto.

Nunca lo habían sorprendido así desde que estaba con Shishio-sama. Sabía que la lectura del ki no servía con él, y además había sido muy atentamente instruido en arte de ver sin ser visto. Definitivamente aquella mujer lo desconcertaba. Por primera vez en mucho tiempo se sentía nervioso. Y tampoco sabía como iba explicar su presencia allí

 

-         Baje, y hablaremos.

-          Hai...

-         Asumiré que no estaba espiándome- comenzó diciendo cuando estuvo en el suelo frente a ella- De lo contrario debería considerarlo una grave descortesía, que traería un malestar innecesario al clima de nuestro negocio. Comprendo que tenga deberes hacia sus patrones y que debe salvaguardar sus intereses, sin embargo creo que ni Yukishiro-sama ni su anterior socio ni mucho menos esta indigna servidora que es solo una invitada en casa de Yukishiro-sama le hemos dado motivo alguno de sospecha. Por otra parte, también asumo que Shishio-sama es un hombre honorable que no intentará tenderle a Yukishiro-sama ninguna trampa o jugada sucia en nuestro...arreglo. Oh si, sí estoy al tanto del asunto.- añadió ante la sorpresa evidente de Soujirou, para quien mujeres como Yumi-san o Asiyah eran solo acompañantes y ayudantes de sus respectivos consortes, sin tomar parte en sus decisiones o negocios- Desde el...retiro...del señor Wu, yo me hago cargo de su...área de trabajo. Espero que comunique esto a Shishio–sama .  Y que así el malentendido quede saldado. Bien ahora, ya que esta aquí, si quiere siéntese conmigo. Al menos estará más cómodo que allá arriba. Y por suerte tengo mi samovar aquí, así que el té esta caliente.

 

Pasaron el resto de la mañana así, con ella trabajando y conversando  informalmente, como si nada hubiera pasado. Soujirou no volvió a intentar interrogarla en modo alguno y se contentó con poder seguir la mitad de los temas  de los que ella hablaba. De la otra mitad no tenía ni la más leve pista. Le quedó claro que ella era una mezcla de  Houji-san y Yumi-san, mientras la observaba trabajar hablando al mismo tiempo. Luego del almuerzo, se excusó y se dirigió a su habitación. Debía pensar en que decirle a Houji y a Shishio-sama.

 

Sadoshima y Enishi regresaron para la hora de la cena. Esta vez, si bien fue una reunión muy breve, Asiyah cumplió a la perfección con su papel de anfitriona de acuerdo a las expectativas de Enishi.

 

Más tarde, mientras yacía acurrucada contra él, en la enorme cama con baldaquín, Enishi le narró los acontecimientos de su día con Sadoshima en los astilleros.

En apariencia, no había inconvenientes de ningún tipo, y el barco sería entregado en la fecha prevista, tres semanas en adelante. Las modificaciones que Sadoshima sugirió eran insignificantes, y serían completadas en pocos días, sin necesidad de retrasar la entrega. Le recordó el punto del blindaje exterior de la sala de máquinas, y como tenía planeado, le hizo firmar un documento donde dejaba en claro que él como representante personal de Shishio asumía la responsabilidad si algo sucedía al barco por la falta del blindaje en el área de máquinas. No iba a poner en juego su reputación tan duramente ganada por la imprudencia de sus clientes. También terminaron los detalles acerca del camuflaje exterior del barco, que se realizaría en la isla que utilizaban como estación de relevo a pocos kilómetros de la costa de Japón.  Desde allí el traslado a Osaka sería llevado a cabo por la propia tripulación de Shishio.

 

Asiyah a su vez le narró el incidente con Soujirou.

 

-         Bueno, no puedo decir que no me irrite...pero tampoco puedo decir que en vista de lo que Shishio prepara, yo no haría lo mismo de estar en su lugar.- pasó su mano casi de manera distraída sobre la piel de su expuesto flanco, haciéndola estremecer.

-         Mmmm...querido...sería mejor que siguiéramos enfocados....

-         Supongo...Como te decía, no veo hasta ahora que tus aprensiones sean justificables. Fuera de que es un poco descortés, y no puedo culparlos por ello, la situación es bastante normal.

-         Dí lo que quieras, pero sigo teniendo ese presentimiento...Y por otro lado no dejo de pensar en que tal vez ellos estuvieran detrás de la traición de Heishin

-         Mañana es el gran día.- Enishi no estaba dispuesto a seguir escuchando las absurdas preocupaciones de Asiyah, y decidió cambiar  el ángulo de la conversación. Shishio solo hacía lo que cualquiera en su lugar, y Heishin sólo se había impacientado y dejado que la ambición se apoderara de él- Espero que todo este listo para la llegada de nuestro invitado estrella.

-         Si ellos no omitieron nada en su lista de pedidos, por mi parte esta todo instalado y listo. De todas maneras, no está de más un repaso de última hora. Mañana me haré cargo personalmente de ello.

-         Bien. Por mi parte, creo que la hora de los negocios ha terminado. Podemos volver al esparcimiento mutuo de hace un rato...ne?

 

Una amplia sonrisa, cargada de malicia que hacía juego con el brillo de sus ojos, le erizó la piel y le arrancó un ronroneo de ansiosa anticipación.

 

-         Eso sería...estupendo- dijo Asiyah, mientras se arrodillaba a su lado y  sus manos comenzaban a recorrerlo.

 

El sonido de una satisfecha carcajada de Enishi llenó la habitación

 

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El joven se paseaba inquieto de un extremo al otro del cuarto, dando grandes zancadas. Su acompañante lo miraba entre intrigado y molesto.

 

-         Soujirou, quédate quieto.

-         Shishio-sama no estará feliz.

-         Seguramente no. Aún no puedo creer que te dejaras atrapar así, no por esa niñita.

-         Es todo menos niñita.

-         Bueno, te concedo que hoy se comportó diferente, pero...

-         ¿Diferente? Creo que jugó conmigo todo el tiempo. Pero lo peor es que ya está en alerta, y seguramente habrá informado a Yukishiro.¿Cómo pude ser tan ingenuo?

-         Soujirou, tú eres ingenuo. La culpa es mía. Pensé que como eran de edades similares y ella te miró tanto durante la cena de ayer...

-         Me miraba, porque presentía algo, estoy seguro.

-         ¿Crees que sospeche de nosotros y Heishin?

-         Posiblemente.

-         Sin embargo...creo que le estás dando más crédito que el que merece.

-         Es una suerte que mañana llegue Yumi-san. Ella sabrá como solucionar todo y se encargará de la chica.

-         Será mejor que me comunique con Shishio-sama.

-         Yo regresaré a mi cuarto, bastante sospechas desperté por hoy.

 

Soujirou no pudo dormir aquella noche, pensando en las explicaciones que tendría que darle a Shishio-sama. Las rojas pupilas que debería enfrentar al día siguiente no eran el mejor auxiliar en la búsqueda del sueño...

 

 

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Un niño asustado... cuerpos esparcidos a su alrededor...unas jovencitas que lo protegen con sus cuerpos para ser brutalmente cortadas al medio...destellos de plata y tela blanca flotando...y el niño es salvado por un gigante con una espada en su mano...

El niño ha crecido...es un adolescente, de increíble delgadez, pequeño...discute con el gigante y se aleja... 

Las imágenes continúan en catarata.

Sangre...ríos de ella..miembros cortados desparramados por doquier...Y el muchacho en el medio de la sangre, arcos de plata a su alrededor como una fuente de la cual brotara el rojo líquido.

 

El hedor es insoportable. Asiyah se debate, ahogada ella misma en aquella sustancia caliente, pegajosa. Quería huir de allí, de tanta muerte espantosa. Ella había visto cadáveres. Había matado. Pero la imagen siniestra que veía escapaba a lo que conocía. El muchacho giró, y pudo verlo por completo por primera vez : una marca sobre su mejilla que casi iba de la barbilla hasta su sien, cabello rojo, del rojo familiar que ella conocía bien...¿Podría ser...? . Él levantó su mirada y enfocó sus ojos directamente en los suyos. Asiyah gritó. El ámbar de sus pupilas era un signo indiscutible : ¡él era uno de los suyos, un Yinn!

 

La imagen cambió. Callejones oscuros, gritos, gente corriendo, casacas cobalto con marcas triangulares amarillas flotando al viento. Todo se detiene por un instante, alguien aparece desde la oscuridad. Es el muchacho. La cicatriz de su mejilla ha cambiado. Ahora es atravesada por otra, formando una cruz. Los hombres lo enfrentan, otra vez la luz se refleja ominosa sobre la hoja de su espada, y la sangre  brota por doquier. El muchacho y un hombre alto, moreno intercambian palabras que ella no puede oír y se lanzan al combate. Un flash de luz, y ya no existen ni el muchacho Yinn ni el humano, solo la danza de un dragón y un enorme lobo bajo la luna, tratando de despedazarse...

 

Otro cambio de escenario.

 

Otro callejón oscuro. El muchacho ha cambiado, ahora es un hombre. Su cabello, antes atado en el típico estilo samurai, alto sobre la cabeza, ahora se halla recogido bajo su nuca. Como siempre, la melena de fuego cubre sus ojos. Asiya lo contempla mientras camina por las calles desiertas. De pronto, ve a alguien que lo increpa. El muchacho se detiene, se da vuelta lentamente. Sus ojos han cambiado y la luz de la luna revela una mirada límpida, casi ingenua, y una cara de franco desconcierto. Quien lo enfrenta es una mujer, no una jovencita, con una espada de madera en su mano. Lo ataca, y él salta a un costado. Evidentemente no calcula la resistencia del lugar que elige para aterrizar , y cae de manera poco graciosa, esparcido por el suelo.

 

Otra escena.

 

La jovencita enfrenta a un hombre enorme. Este destroza su espada de madera, la golpea, la toma por la casaca y la levanta sin esfuerzo del suelo. Ríe cruelmente, igual que los hombres a su alrededor. Las lágrimas caen por el rostro de la muchacha. Las cabezas giran hacia la puerta. El Yinn aparece en el marco de la puerta, un hombre caído a sus pies.

 

Los atacantes de la chica, corren a enfrentarlo. Otra vez los arcos de plata a su alrededor. De pronto, todo termina, ninguno queda en pie, seguramente todos muertos, como en aquel otro callejón. Solo el gigante que aún mantiene a la chica en el aire por la casaca esta en condiciones de enfrentarlo. Éste arroja a la chica y en efecto, comienzan a intercambiar golpes. Todo termina casi al momento de comenzar.

 

Otro escenario.

El pelirrojo está inclinado sobre una gran cuba. ¿Está lavando ropa?

Ahora ríe, y parece jugar con unas niñas pequeñas. Sus ojos ya no son dorados, sino de un lavanda transparente.

La joven de antes, lo mira desde la distancia, con cara de arrobamiento. Sus sentimientos por él son evidentes. Es atractiva, aunque no de una belleza impactante. Enormes ojos color zafiro, cabello azabache atado en una alta cola de caballo, piel de marfil...

 

Ahora el Yinn esta a la orilla de un río embravecido, sentado, como esperando. Detrás de él aparece la joven. Ella la entrega algo. Como de la nada, surge una figura tocada con un sombrero cónico negro, y la arrebata del banco del río, subiéndola en un bote y alejándose velozmente.

 

El hombre del sombrero negro y el joven Yinn están ahora frente a frente. La muchacha esta atada. Los ojos del pelirrojo ya no son amables ni ingenuos, tiene toda la fiereza de su raza, vuelven a ser dorados, como el fuego que corre en las venas de los suyos cuando entran en combate.

 

Pero Asiyah nota el Yinn no usa magia alguna. Es muy joven, un niño en los términos de su gente, aún sus poderes no están desarrollados. Sin embargo, es evidente que puede ser tan mortal como si usara su magia. Su espada es devastadora.

 

El hombre del sombrero negro ha sido vencido, esta a los pies del joven Yinn, y este esta a punto de asestar el golpe de gracia...

 

Un grito, un nombre que no alcanza a oír, la angustia que atraviesa su pecho...

 

Ahora se encuentra en medio de una pila de huesos. La sangre le llega a los tobillos...no...a las rodillas..y sube...y sube...trata de trepar las montañas de esqueletos, el roma repugnante de la sangre descompuesta se le impregna,. Y el líquido pegajoso, nauseabundo le llega a l cuello. Y sube y sube...

 

-         Ya...ya...¿ Que te sucede?

 

Enishi estaba sentado a su lado, observándola alarmado. Ella estaba empapada en sudor, y temblaba. Lo miró a los ojos y se hundió contra su pecho, y él la rodeó en un abrazo tranquilizador. 

 

-         Sólo era una pesadilla...Tranquila

 

Él sabía muy bien lo que eran las pesadillas. Lo habían perseguido durante cierto tiempo. Por fortuna, su mente había dejado de soñar hacía muchos años. Solo estaba enfocada en la meta de su vida, su venganza, y aquello lo salvaba de padecer cosas como las que le acababan de suceder a  Asiyah, aún cuando su cuerpo descansaba. Pero no por eso dejaba de entender el sobresalto y la angustia de la muchacha.

 

-         ¿Que pasó?

-         No lo sé...

-         ¿No recuerdas? Te despertaste gritando...

-         Oh...Dios...debí haber despertado a toda la casa.

-         No... quizás sólo a media...- dijo él con su habitual ironía, tratando de aflojar su tensión - ¿Qué fue lo que te sobresaltó tanto?

-         Horrible...cadáveres por todas partes...sangre...podredumbre...hedor...muerte como nunca vi...

-         Querida...es peor cuando lo ves y lo vives que cuando lo sueñas- una sonrisa triste cruzó su rostro y una emoción que no alcanzaba a reconocer se anidó en las pupilas turquesa.- De todas maneras, era solo un sueño. Será mejor que volvamos a dormir.

 

Enishi la hizo yacer nuevamente y la envolvió en sus brazos, para confortarla, atrayéndola muy junto a él.

 

-         Te prometo que no dejaré que ningún oni te moleste- le susurró con no poca ironía en la voz entre bostezos, justo antes de quedarse dormido.

 

Pese a todo, pese a que él pudiera tomar todos sus presentimientos y sus visiones con escepticismo, sabía que tenía que estar atenta. Algo estaba por suceder.

Por el resto de la noche no pudo dormir, peguntándose quien sería y donde estaría aquel joven varón Yinn.

 

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N de la A: Obviamente Asiyah no sabe quien es Kenshin, ni que ya no mata, ni que él es la Némesis de Enishi. Después de verlo en las calles de Kyoto partiendo al medio a sus oponentes, supone con lógica que lo que sueña (y corresponde al primer episodio tanto del manga como del anime) que sucede en el Dojo Kamiya con el falso Battousai es otra de sus matanzas, lo mismo que con Jin’e.

 

Como se verá dentro de muy poco, el cabello rojo y los ojos que se tornan ambarinos son características exclusivas propias de los Yinn que los diferencian de los humanos.